lunes, 31 de marzo de 2008

Echar raíces

Hoy me levanté, desayuné y fui a la escuela.

Tuve la mitad de las clases y después regresé a mi casa.

Antes pasé al correo y después me subí al camión.

Me senté hasta adelante para poder ver bien el camino y que no se me pasara la parada.

Acá se acostumbra que el chofer lleve a su camarilla a su lado, generalmente es un joven de pelos oxigenados∗, barba que aún no crece bien y lo más normal es que tengan uno o varios piercings.

El camarilla le ayuda a cobrar el pasaje de todos los que nos subimos, también le hace coro cuando el chofer canta algo de duranguense y algunas veces anuncia la siguiente parada.

Pero el camarilla de hoy era diferente: era un señor, que yo calculo, tendría más de 40.

No tenía el pelo teñido de ningún color, tampoco tenía piercings visibles. Como era diferente a todos los demás camarillas decidí escuchar un poco de su conversación.

Estaban hablando sobre la vida del camarilla, recién había vuelto de los estais (states

Al camarilla no le gustaba Estados Unidos, pero ganaba bien, además ya había "echado raíces" por allá.

Estaba convenciendo al chofer de que se fueran juntos, "total allá se mete uno unas friegas pero por lo menos alcanza para más".

Le decía: "vamonos, está bien, pa echar raíces"

Al chofer le brillaban los ojos cuando le hablaba del varo (dinero) que se podía ganar allá.

Después me quedé dormida, cuando desperté el camarilla ya no estaba, yo tenía el sol pegándome en la cara y tenía sed, mucha sed.

Pero nada en comparación con la sed que sienten todos los mexicanos que cruzan el desierto hacía Estados Unidos, todo por ganar más de lo que aquí se paga.


Los pelos oxigenados sólo se logran cuando uno se baña el pelo con agua oxigenada y después se pone varias horas en el sol, dando como resultado que el pelo se aclare. Cabe destacar que generalmente la oxigenación no resulta muy bien así que unas partes quedan más rojizas que doradas. Hay diferentes estilos: puedes aclarar sólo las puntas, o una línea que atraviese el cráneo, estilo mohawk, el chiste es hacer volar la imaginación.

9 comentarios:

Max dijo...

Por lo general yo me encapsulo en mi ipod cuando voy por la calle y más en el camimón.

Asi es esto del desempleo y lo bajos salarios orilla las personas a irse del otro lado, espero no hacerles segunda jaja

marianaenana dijo...

A veces yo también me encapsulo en mi música. Pero hay otros días en que algo me llama la atención y le bajo el volumen a la música.

Saludos

Andrea dijo...

En estas vacaciones fui a McAllen. Los mexicanos están más adentrados pero igual se puede ver su huella apenas cruzas la frontera. Sí los mexicanos cruzan la fronera para ganar más dinero, pero siempre regresaran, no cre a muchos les guste vivir en cajas que simulan hogares preconstruidos, además siempre se antoja la guajolota en la mañana o la sopa azteca.

De los oxigenados, también puedes aplicar el flequillo amarillento y parado, después todo relamido de atrás para darle luz a la cara.

maria jesus dijo...

Yo suelo leer en los autobuses, y disimulo si oigo algo que me interesa. En España, ahora no emigramos. pero inmigramos; el campo se está quedando vacío. Saludos

Max dijo...

Que chida rola tienes! Es una de mis favoritas del Mayer, ya que venga! jaja

am dijo...

El otro día escuché en el camión el suuuper hit: "Los tenis mágicos".

Es triste la realidad de nuestros compatriotas, que no puedan encontrar oportunidades en su propio país. Realmente somos afortunados.

AndC dijo...

La última vez que me puse escuchar a uno de estos camarillas estaba diciéndole a su amigo chofer que se había quebrado a un fresita y que tenía ganas de quebrarse a otro para tener más lana.
Creo que es sumamente valiente cruzar al otro lado. Tanto para el/la que cruza como para él/la que espera... puro sufrimiento la espera.
Gracias por los tips de decoloración!

Anónimo dijo...

Pero Mariana!jajajaj me has matau con eso de pelos oxigenados te ha quedado que ni pintado!

Respecto a lo otro, es duro, no siempre salir de tu pais por dinero es lo que más conviene, no siempre. Pero habrá mil y una historias.

Roberto Rivadeneyra dijo...

Yo me encapsulo en alguna lectura. Lo mejor de utilizar transporte público es que puedo leer mucho.

Sin embargo, cuando no puedo ir sentado siempre paro la oreja para escuchar conversaciones. Es interesante saber lo que la otra persona piensa en ese momento, conocer sus emociones y reconstruir todo en la mente. A veces salen buenos cuentos.