Tuve la mitad de las clases y después regresé a mi casa.
Antes pasé al correo y después me subí al camión.
Me senté hasta adelante para poder ver bien el camino y que no se me pasara la parada.
Acá se acostumbra que el chofer lleve a su camarilla a su lado, generalmente es un joven de pelos oxigenados∗, barba que aún no crece bien y lo más normal es que tengan uno o varios piercings.
El camarilla le ayuda a cobrar el pasaje de todos los que nos subimos, también le hace coro cuando el chofer canta algo de duranguense y algunas veces anuncia la siguiente parada.
Pero el camarilla de hoy era diferente: era un señor, que yo calculo, tendría más de 40.
No tenía el pelo teñido de ningún color, tampoco tenía piercings visibles. Como era diferente a todos los demás camarillas decidí escuchar un poco de su conversación.
Estaban hablando sobre la vida del camarilla, recién había vuelto de los estais (states
Al camarilla no le gustaba Estados Unidos, pero ganaba bien, además ya había "echado raíces" por allá.
Estaba convenciendo al chofer de que se fueran juntos, "total allá se mete uno unas friegas pero por lo menos alcanza para más".
Le decía: "vamonos, está bien, pa echar raíces"
Al chofer le brillaban los ojos cuando le hablaba del varo (dinero) que se podía ganar allá.
Después me quedé dormida, cuando desperté el camarilla ya no estaba, yo tenía el sol pegándome en la cara y tenía sed, mucha sed.
Pero nada en comparación con la sed que sienten todos los mexicanos que cruzan el desierto hacía Estados Unidos, todo por ganar más de lo que aquí se paga.
∗ Los pelos oxigenados sólo se logran cuando uno se baña el pelo con agua oxigenada y después se pone varias horas en el sol, dando como resultado que el pelo se aclare. Cabe destacar que generalmente la oxigenación no resulta muy bien así que unas partes quedan más rojizas que doradas. Hay diferentes estilos: puedes aclarar sólo las puntas, o una línea que atraviese el cráneo, estilo mohawk, el chiste es hacer volar la imaginación.