Es uno de mis juegos favoritos.
Consiste en tocar el timbre de una casa dos o tres veces y luego salir corriendo.
Cuando estábamos en primaria inventamos una variedad del juego: las puertas de los salones eran de madera y las paredes estaban cubiertas mitad ladrillo y mitad vidrio.
Así que cuando la maestra salía del salón corríamos por el edificio de primaria a tocar en cada una de las puertas y como no podían vernos si nos agachábamos, pues ya se imaginarán como se ponían las maestras.
De repente, cuando voy caminando sola en la calle me acuerdo del juego y me da por tocar el timbre de algunas casas. Ahora no tengo que correr porque ya me veo más grande y nadie creería que fui yo la que toqué.
¡Saludos!
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jueves, 10 de julio de 2008
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8 comentarios:
Jajaja, también me encantaba hacer eso... volví a la infancia con tu post!
Saludos!
era fan de ese juego, siempre tocaba en el eficio de enfrente de mi casa y me escondia en los arboles de mi jardin, una vez en chiapas el juego derivo en lanzar huevos y bolas de papel a los vecinos, fue muy divertido, hasta valio el regaño!
Si que era divertido, yo tambien lo jugué
Pues yo nunca lo había oído pero sí, parece de lo más divertido sobre todo si el que está en casa está echando la siesta!jejjeje
besosss !!!
Jajaja a mi si me cacharon alguna vez y tuve que inventar que si se encontraba "Miguelito" jajajaja
jajajaja... muy bueno.
y las llamadas telefónicas de bromas! geniales! jajajaja
Totalmente, mujer!
Las ventajas de la adultez, caray. La desventaja es que a veces nos olvidamos de aquella capacidad de asombro que teníamos cuando éramos niños... este tipo de recuerdos nos revivem esa capacidad ¡Bien por tocar el timbre!
Un abrazo!
P.S. Sobre la sorpresa, te contaré en un cafecito o te marco. Salió muy bien, jeje ;P
Mariana ¿te has ído de vacaciones sin avisar?
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