domingo, 16 de noviembre de 2008

Delgadillo

Por fin se me hizo.

Los que me conocen ya saben que mi amor por la trova es grande, pero siempre que quería ir a ver a Fernando Delgadillo algo pasaba y mi plan se me iba para abajo.

Pero ayer sábado 15 me lancé al Teatro de la Ciudad, con boletos previamente adquiridos, para verlo tocar.

Han de saber que conseguirse los boletos no es tan fácil, porque hay de dos: o te aguantas el cobro del 29% extra de TicketMaster por boleto, o te vas hasta el mismísimo teatro para comprarlos en la taquilla.

Yo fui por los boletos: Salí del trabajo cruce Av. Reforma, llegué casi al centro y caminé y caminé y cuando llegue a la calle del teatro estaba tomada por una manifestación en la que casi no había acarreados y había muchos dormidos en la calle, otros se quejaban de la pista de hielo populista...

Y que cuando llego al teatro estaba cerrado... Pero como ya llevaba una hora y media de camino no me iba a rendir, así que les marqué por teléfono, y me hicieron entrar por la puerta lateral que es muy vieja y de madera roída y que cuando entré me sentía como en una de esas películas cuando el personaje entra a un lugar muy sospechoso.

Pero bueno, que todo esto valió la pena, porque Delgadillo estuvo increíble durante las tres horas y cachito que tocó.

La verdad estoy sorprendida porque me encontré con un Fernando que tiene más canciones que pelos en la cabeza, que sabe cumplirle a todos sus fanáticos y que hace mancuerna con unos músicos increíbles y que no sé porqué todos se apellidaban Duarte.

Y uno de ellos tocaba ese instrumento que desde mi lugar parecía un ocho, o un signo de dólar (es el trauma con el que me tiene la crisis) y que después averigué y no sé por qué azares fonéticos-linguísticos del destino terminó llamándose cello (pronunciese chelo).

El concierto es sumamente recomendable, ahí les dejo el link para que le echen una escuchada. Mi única recomendación es que alejen el celular de ustedes, no vaya a ser que les entra el sentimentalismo y les da por mandar unos mensajes ed los cuales después se arrepientan.


Esta no la tocó y es de mis favoritas...

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Avionazo

Seguramente todos estarán ya enterados de el avión que se cayó en la Ciudad de México.

El hecho tiene que considerarse seriamente por diversas razones:

1. Un avión, jet para ser más precisa, cae en una de las zonas más transitadas de la ciudad. En una hora en que cientos de personas están saliendo de trabajar.

2. Dentro de él viajaban ocho personas, entre ellas el ex-zar de la lucha antidrogas y el secretario de gobernación.

3. Otras decenas de personas murieron dentro de sus coches y en la calle.

Al siguiente día, yo, como desde hace tres meses, me dirigí hacía zona de la ciudad.

Todos en la calle comentaban algo del accidente, si es que eso fue, porque mi impresión es que para el sentir chilango esto fue un acto del narco.

Y es que justo en días anteriores se hablaba de lavado de dinero a través de las empresas del papá del secretario de gobernación.

Creo que nunca sabremos lo que en realidad pasó. Pero podemos estar seguros de que las miles de personas que al siguiente día nos levantamos sin miedo para ir a estudiar, trabajar o lo que sea, no vamos a dejar que este país se hunda.

Lo vamos a sacar adelante entre todos, porque no tenemos miedo. (Esto va especialmente para aquellos que prefieren huir del problema antes que arreglarlo).

Una vista de la zona del accidente